viernes, 3 de diciembre de 2010

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La fiche desde lejos moviendo su cintura y al ritmo de su cuerpo mi mirada cambio. Se rompían los espejos, reflejando su hermosura, se rompían los esquemas de mi pobre corazón. Dichoso si es que existe el dueño de esta perla, de esta obra de arte, de esta boca de cien. Me dije ahí nomas a pesar que existían ni papel ni biromes, derechito al hotel. Supe que enloquecía con los besos en la oreja, que en la cama y desnuda baila mucho mejor. Ella le caía bien a todos mis sentidos, salvo cuando el marido era el tema de hablar. Cuando su confesión lastimo mis oídos, me dije no la escuches no te ahogues en sumar, yo abrí de par en par mi secreto peor, disimulando lo triste y conservando la calma le dije aunque no creas estoy buscando amor. Nos rendimos los dos a fingir como tontos que yo era su marido y ella era mi mujer. Pero al cabo de un tiempo yo no quise ser su esposo, y ella quiso volver hacer la dama infiel. Ahora ella esta feliz, volvió con el idiota, yo recorro las calles buscando una mujer. Y aprendí que mentirse tiene patas muy cortas y que la costumbre siempre va a matar al placer.