jueves, 6 de enero de 2011


Este bálsamo no cura cicatrices, esta rumbita no sabe enamorar, este rosario de cuentas infelices, calla más de lo que dice pero dice la verdad. Este almacén de sábanas que no arden, este teléfono sin contestador, la llamaré mañana, hoy se me hizo tarde, esta forma tan cobarde de no decirnos que no. Este contigo, este sin ti tan amargo, este reloj de arena del arenal, esta huelga de besos, este letargo, estos pantalones largos para el viejo Peter Pan. Esta cómoda sin braguitas de Zara, el tour del Soho desde un rojo autobús, estos ojos que no miden ni comparan ni se olvidan de tu cara ni se acuerdan de tu cruz. No abuses de mi inspiración, no acuses a mi corazón tan maltrecho y ajadoque está cerrado por derribo. Por las arrugas de mi voz se filtra la desolación de saber que estos son
los últimos versos que te escribo, para decir “condios” a los dos nos sobran los motivos. Este virus que no muere ni nos mata, esta amnesia en el cielo del paladar, la limusina del polvo por Manhattan.